miércoles, 30 de abril de 2008

Taller de Morfosintaxis del Castellano I. Unidad II: Ortografía básica para una redacción eficiente

1. Acentuación

Se denomina acento prosódico a la mayor fuerza de pronunciación sobre una sílaba de la palabra (a la que se denomina sílaba tónica). Una palabra puede ser tónica si alguna de las sílabas que la componen presenta este acento, o átona, si ninguna de sus sílabas sobresale de las demás. Sólo en el contexto del discurso es posible determinar si una palabra es átona.

Las palabras átonas son escasas en número, pero muy importantes por el uso extensivo que se hace de ellas. Entre ellas podemos citar las siguientes:

· Los artículos determinados: el, la, lo, los, las...
. Las formas apocopadas de los adjetivos posesivos: mi, tu, su...
. Los pronombres personales que realizan la función de complemento sin preposición: me, nos, te, os, le, la, lo, los, las, les, se.
. Los relativos: que, cuanto, quien, cuyo.
. Los adverbios relativos con funciones no interrogativas o exclamativas: donde, cuanto...
. El adverbio tan.
. Las conjunciones: y, o, que, si, pues, aunque...
. Casi todas las preposiciones: de, con, a...
· La partícula cual cuando equivale a como (Como un ciclón = Cual ciclón).

Se llama tilde o acento ortográfico a una rayita oblicua (') que se coloca, en los casos adecuados, sobre alguna de las vocales de la sílaba tónica de la palabra.

- Clasificación de las palabras según su acento

Las palabras agudas son aquellas que tienen el acento prosódico en la última sílaba: con-ver-sar, o-ra-ción, com-pe-tir, va-lor

Las palabras graves o llanas son aquellas que tienen el acento prosódico en la penúltima sílaba: pro-tes-tan-te, li-bro, di-fí-cil, án-gel

Las palabras esdrújulas son aquellas que tienen el acento prosódico en la antepenúltima sílaba: prés-ta-mo, hi-pó-cri-ta, cré-di-to, lle-gá-ba-mos

Las palabras sobreesdrújulas son aquellas que tienen el acento prosódico en una sílaba anterior a la antepenúltima sílaba. Se trata de dos tipos de palabras:
· Adverbios de modo terminados en -mente (palabras con dos acentos): di-fí-cil-men-te, e-vi-den-te-men-te, fá-cil-men-te
. Formas verbales formadas por la composición de dos pronombres personales átonos con una forma verbal: có-me-te-lo, trá-e-me-la


- Reglas básicas

Los monosílabos (sean átonos o no) no llevan tilde. Se exceptúan aquellos monosílabos tónicos que coinciden en su grafía con otros átonos. Esta tilde se denomina tilde diacrítica. Su colocación (no sólo en los monosílabos) se describe en el apartado correspondiente.

Se acentúan todas palabras agudas que terminan en vocal, o en n o s solas: tam-bién, ja-más, lec-ción, se-gún

Las palabras agudas que no terminan en vocal, o en n o s solas, nunca se acentúan: vir-tud, na-cio-nal, re-loj

Nunca se acentúan las palabras llanas que terminan en vocal, o en n o s solas: me-dios, mo-do, re-ve-la

Las palabras llanas que terminan en otras letras siempre se acentúan: di-fí-cil, cár-cel, au-to-mó-vil, bí-ceps

Todas las palabras esdrújulas se acentúan: ás-pe-ra, es-drú-jula, ca-tó-li-co, pro-pó-si-to

El caso de las palabras sobreesdrújulas se estudia en el apartado dedicado a la acentuación de las palabras compuestas.

Tilde diacrítica

La tilde diacrítica se coloca sobre ciertas palabras para distinguir entre diversos significados del vocablo, aunque según las reglas generales no corresponda la tilde. Hay varias categorías:

Monosílabos tónicos que coinciden en su grafía con otros átonos:

más (adverbio de cantidad): Quiero más comida.
mas (conjunción adversativa con el significado de pero): Le pagan, mas no es suficiente.
tú (pronombre personal): Es preciso que vengas tú.
tu (adjetivo posesivo): Dale tu cartera.
él (pronombre personal): ¿Estuviste con él?
el (artículo): El vino está bueno
mí (pronombre personal): Todo esto es para mí.
mi (adjetivo posesivo): Trae mi calendario.
sí (adverbio de afirmación): Él sí quería.
sí (pronombre reflexivo): Lo atrajo hacia sí.
si (conjunción condicional): Vendrá si quiero.
si (conjunción de interrogativas directa): Pregúntale si quiere venir. No sé si lo invité.
dé (del verbo dar; cuando se le une algún pronombre, también se acentúa): Déme ese dinero.
de (preposición): Ese lápiz es de madera.
sé (de los verbos ser o saber): Yo no sé nada, Sé un poco más educado.
se (pronombre personal y reflexivo): Se te olvidó la regla anterior.
té (nombre común): Póngame un té.
te (pronombre personal): Te voy a dar.

Para evitar confusiones, lo que se conoce como anfibología (en caso de que no existiese confusión, podemos prescindir de la tilde):

aún (adverbio temporal o de modo con el significado de todavía): ¿Aún no ha llegado?
aun (resto de casos): Ni aun él pudo hacerlo.
sólo (adverbio equivalente a solamente): Sólo me quieres para eso. solo (adjetivo con el significado de sin compañía): No estés solo.

Determinantes y pronombres demostrativos:
Los pronombres éste, ésta, ése, ésa, aquél y aquélla, así como sus plurales, llevan tilde para diferenciarlos de los demostrativos este, esta, ese, esa, aquel y aquella (y sus plurales), los cuales no llevan tilde nunca.
Esto, eso y aquello no llevan tilde nunca, puesto que son siempre pronombres.
Hay que tener en cuenta que nunca llevan tilde los pronombres demostrativos que actúan como antecedentes de un pronombre relativo sin coma interpuesta entre ambos: Esos que trajiste no con adecuados.
En interrogaciones, admiraciones o expresiones de carácter dubitativo (también en oraciones que presenten un matiz interrogativo o dubitativo, aunque no existan signos de puntuación o admiración), también se acentúan:
cómo: ¡Cómo que no!, me pregunto cómo habrá venido.
cuál: ¿Cuál es tu habitación?, dime cuál es la respuesta.
quién: ¿Quién lo ha dicho?, no sé quién habló.
qué: ¿Qué me has dicho?, siempre me dices qué hacer.
dónde: ¡Dónde fuiste!, quisiera saber dónde estabas.
cuándo: ¿Cuándo vienes?, pregúntale a tu mamá cuándo te puede traer.
cuánto, cuán: No te imaginas cuán ridículo estás, no sé por cuánto aguantaré.
por qué (partícula interrogativa): ¿Por qué no vienes?, responde por qué faltas tanto.


Nota: reconoce las diferencias con otras formas similares: por que (grupo átono formado por la preposición por más pronombre relativo o conjunción subordinante que). En el primer caso siempre es posible intercalar un artículo determinado: ¿Cuál es la razón por (la) que te fuiste? La segunda aparece cuando el verbo antecedente rige la preposición por: Se decidió por que viniera Pepe. Porque (conjunción subordinante causal [átona]). Iré porque me lo pides, porque te aprecio. Porqué (nombre): Este es el porqué de su decisión.
El hecho de que tales palabras vayan en una oración interrogativa o exclamativa no significa que tengan sentido exclamativo o interrogativo. Si no lo tienen, no deben llevar tilde:
¿Eres tú quien lo ha hecho?
¡Vendrás cuando te lo diga!

- Diptongos, triptongos e hiatos

Un diptongo es el conjunto de dos vocales dentro de una misma sílaba, una de las cuales será siempre una vocal cerrada (i o u). Por tanto, cuando observemos que las dos vocales que aparecen juntas dentro de una misma sílaba son abiertas (a, e u o), podemos afirmar que no hay diptongo. Por ejemplo, existirá diptongo en palabras como a-vión, Jai-me, cuer-po, viu-do..., pero no en hé-ro-e, a-ho-ra... Cuando se encuentran al final de la palabra, los diptongos ai, ei, oi y ui se escriben ay, ay, oy y uy respectivamente. A efectos de acentuación, los grupos formados por iu o ui se consideran siempre diptongos.

Un triptongo aparece cuando no son dos, sino tres, las vocales que aparecen dentro de una misma sílaba. La vocal situada en el centro es siempre abierta, en tanto que las de los extremos son cerradas: a-ve-ri-guáis, U-ru-guay, Ca-ma-güey, i-ni-ciáis...

La presencia de una h intercalada no invalida la existencia de un posible diptongo o triptongo.
Cuando dos vocales se encuentran en contacto dentro de una palabra, pero no forman parte de la misma sílaba, se dice que existe un hiato: re-hén, al-de-a, le-ón, ba-hí-a, o-í-do, fan-ta-sí-a, gui-ón…

- Colocación de la tilde

La acentuación de los diptongos sigue las reglas generales. Por lo tanto, si el acento de la palabra recae sobre una sílaba con diptongo, y a ésta le corresponde una tilde según las reglas generales, esta tilde se coloca sobre la vocal abierta (a, e u o). Veamos algún ejemplo: co-rréis, hués-ped...

Cuando son dos vocales cerradas las que están en contacto (ui o iu), a efectos de acentuación, se considera que se trata de un diptongo. Del mismo modo que para el resto de los diptongos, si a dicho diptongo le corresponde una tilde, esta se coloca en el segundo elemento: ben-juí, cuí-da-te, je-suí-ti-co, des-truí, pero je-sui-ta, des-truir... no llevan tilde según las reglas generales de acentuación.

La y precedida de vocal al final de una palabra se considera como una consonante a efectos de acentuación, por lo que todas las palabras agudas terminadas en los diptongos ay, ey y oy se escriben sin tilde (guirigay, virrey...). No así sus plurales que constituyen palabras agudas terminadas en s.

En los triptongos se sigue la regla general de los diptongos. Se coloca la tilde en la vocal abierta del triptongo: a-ve-ri-guáis, li-cuéis...

En los triptongos agudos terminados en -uay y -uey se siguen las mismas normas citadas en los diptongos respecto a la y final y, por tanto, no se acentúan palabras como buey, Uruguay...

Si el hiato consiste en la unión de dos vocales abiertas, la tilde se coloca según las reglas generales: le-ón, co-á-gu-lo...

Si una de las vocales es cerrada, y el posible diptongo se ha deshecho debido a que sobre ella se carga la fuerza de pronunciación de la palabra, la tilde se coloca sobre esta vocal cerrada, independientemente de que le correspondiera según las reglas generales: ca-í-da, son-re-ír, re-ú-no, ba-ra-hún-da...

- La tilde en las palabras compuestas

Si la palabra compuesta procede de la unión de dos palabras simples, sólo lleva tilde el último componente si a la palabra compuesta le corresponde llevarla: contrapié, decimoséptimo, cortafríos, radiocomunicación... (pierde su tilde siempre el primer componente de la misma aunque la llevara cuando era simple: asimismo, decimoséptimo, tiovivo...).

Si las palabras se unen mediante guión, cada vocablo conserva su tilde si ya la tenía previamente: físico-químico, teórico-práctico...

En el caso de los adverbios de modo formados mediante la adición del sufijo -mente, se mantiene la tilde del adjetivo que origina el adverbio si ya la tenía: ágil-mente, rápida-mente...

Cuando a una forma verbal que ya tenía tilde se le añaden uno o varios pronombres, la tilde se mantiene: dé-me, movió-se...

Si al reunir una forma verbal que no tiene tilde con uno o varios pronombres resulta una palabra esdrújula o sobreesdrújula, debemos poner la tilde correspondiente: vámonos (de vamos), dáselo (de da), entrégaselo (de entrega) ...

- Acentuaciones dobles

Algunas palabras poseen doble acentuación, por ejemplo:
alveolo alvéolo
chófer chofer
conclave cónclave
dinamo dínamo
fútbol futbol
gladíolo gladiolo
medula médula
olimpiada olimpíada
omóplato omoplato
ósmosis osmosis
pabilo pábilo
pentagrama pentágrama
período periodo
reuma reúma
Las palabras terminadas en -iaco/-íaco (y sus correspondientes femeninos). La primera opción es preferible:
austriaco austríaco
policiaco policíaco
Zodiaco Zodíaco
amoniaco amoníaco
cardiaco cardíaco
Hay también doble acentuación en los presentes de indicativo de algunos verbos. Se indica la pronunciación recomendada en primer lugar (sólo se indica la primera persona):
afilio afilío
auxilio auxilío
concilio concilío
expatrio expatrío
glorio glorío
vanaglorio vanaglorío
extasío extasio

- Acentuaciones incorrectas

Aquí se incluye una serie de palabras que se acentúan de dos formas diferentes, aunque la Real Academia sólo considera como correcta una de ellas. En la primera columna aparece la forma correcta y en la segunda la incorrecta:

expedito expédito
libido líbido
prístino pristino
intervalo intérvalo
Nobel Nóbel
cenit cénit
coctel cóctel
elite élite
fútil futil
táctil tactil
Los verbos cuyo infinitivo termina en -cuar o -guar llevan diptongo en la sílaba final. Por tanto, del verbo evacuar, la conjugación da e-va-cuo y no e-va-cú-o. El resto verbos que terminan en -uar, aún llevando diptongo en la sílaba final, producen hiatos en la conjugación y se dirá ha-bi-tú-o y no ha-bi-tuo.

- Otras consideraciones

Las letras mayúsculas deben llevar tilde siempre que les corresponda. Así lo determinan las Nuevas Normas de Prosodia y Ortografía, el texto normativo publicado por la RAE en 1959 y que constituye la base de la Ortografía.

Las formas verbales fue, fui, vio y dio no llevan tilde por tratarse de monosílabos. Aunque antiguamente sí la llevaban, las normas ortográficas de la RAE (1959) corrigen esta excepción.

La conjunción o lleva únicamente tilde cuando enlaza números (siempre que se escriban con cifra, no con letra): tráeme 5 ó 6 tazas.

Las palabras latinas que se han incorporado al castellano colocan su tilde según las reglas generales (vademécum, currículum, accésit...).

Las palabras y nombres propios de otros idiomas conservan su grafía original, si en estos idiomas se escriban en alfabeto latino. Podrán acentuarse siguiendo las normas españoles si así lo permiten su pronunciación y grafía originales: Wagner o Wágner.

Si se trata de nombres geográficos, se sigue la norma anterior salvo que se haya españolizado el término, en cuyo caso se acentúan según las reglas generales: París, Aquisgrán, Milán, Mérida...


2. Uso de los signos de puntuación: los signos de puntuación constituyen un importante mecanismo de cohesión textual porque se proyectan en forma de señales en el texto. Al igual que ocurría con el orden de las partes, la puntuación también incide en la coherencia del discurso, por tanto, no constituyen un simple adorno en la superficie textual.

Poseen una función demarcativa porque establecen los límites de las unidades linguísticas y, al hacerlo, las individualizan y las jerarquizan, tal es el caso de los signos fonográficos (coma, punto, representaciones visuales que transcriben, mediante trazos, fenómenos sonoros) y los ideográficos (comillas, negrita, subrayado cursiva… representaciones gráficas que comunican una información sin necesidad de palabras). Aquí debemos incluir toda la tipología de letras que pretenden destacar el enunciado.

Todos estos signos aparecen allí en donde la delimitación facilita la correcta interpretación de la información, motivo por el que funcionan como mecanismo de cohesión y de coherencia. En definitiva, son signos que van trazando la marcha del discurso.

Cuando los escritos están mal puntuados, se dan distintas interpretaciones, y el lector ha de elegir una de ellas. Los signos de puntuación forman parte de las estructuras y de la semántica intrínseca de los enunciados. La demarcación que estos signos establecen se produce en los tres niveles de la lengua: fónico, morfosintáctico y semántico.

Criterios de utilización de la coma:

1. Para sustituir un verbo que está omitido por haber sido mencionado antes en el contexto o por sobreentenderse en la situación: “En la montaña lo paso bien; en el mar, regular”.

2. Para separar complementos del nombre en aposición explicativa: “El delincuente, asustado, se escondió entre los matorrales”

3. Para separar proposiciones adjetivas explicativas: “Todos mis alumnos, que son muy inteligentes, sacan buenas notas”

4. Para intercalar cualquier tipo de incisos: “Me gustaría que, si te aprueban, me lo dijeras”

5. Para separar vocativos: “Niño, quédate quieto”

6. Cuando se invierte el orden regular de las oraciones de la cláusula, adelantando lo que había de ir después, debe ponerse una coma al fin de la parte que se anticipa (subordinadas adelantadas a la principal o complementos circunstanciales que alteran su posición): “Si estudias, aprobarás”, “Cuando llegué, había mucha gente”.

7. Muchos adverbios, locuciones adverbiales y locuciones conjuntivas han de separarse mediante una coma. Son, entre otros, efectivamente, realmente, verdaderamente, así, además, en ese caso, en tal caso, en cambio, sin embargo, no obstante, aún así, con todo y las formas concluyentes del tipo en fin, en resumen, en síntesis, en una palabra, por último.

8. Las locuciones conjuntivas explicativas o sea, es decir, esto es, a saber, se separan siempre mediante comas.

9. Muchos complementos circunstanciales pueden separarse con comas si aparecen en el comienzo de la frase; sin embargo, en muchos casos, no es necesario: “Esta mañana, te llamé y no estabas”.

10. Se separan con comas otros complementos del verbo que se antepongan a él: “De política, no permitiremos que se hable en este salón”

11. Para separar los componentes unidos por la conjunción o en una oración interrogativa compuesta: “¿Vienes, o te quedas?”

12. Delante de las conjunciones adversativas más, pero, sino, aunque, no obstante, sin embargo, porque, pues, puesto que, puesto y de las concesivas, como a pesar de que.

13. Tras interjecciones, muletillas y apoyaturas del lenguaje conversacional, formas de saludo, de despedida, y de agradecimiento, se usa coma debido a la pausa fónica que generalmente se hace detrás de ellas: “Hola, cómo estás”, “Oye, ten cuidado”.

14. Obedeciendo también a una pausa fónica, se coloca coma detrás de los adverbios de afirmación y de negación sí y no usados como respuestas: “Sí, es muy importante aprender el uso de la coma”.

15. Separar con comas los complementos introducidos por locuciones como en cuanto a, respecto de, a pesar de, a tenor de, en relación con…

16. Separar proposiciones o sintagmas relacionados mediante las conjunciones distributivas orar…ora, bien…bien, ya…ya.

17. La palabra etcétera y su abreviatura etc. deben separarse con coma cuando se dé alguno de los casos mencionados hasta ahora.

18. Para separar elementos de una misma serie, morfosintácticamente equivalentes. Estos elementos pueden ser sustantivos, grupos nominales, sintagmas preposicionales, proposiciones: “Antonio, Juan, mis padres y el abuelo vinieron a verme”. “Llegué, vi, vencí”

Criterios para la no utilización de la coma:

1. La norma advierte que entre sujeto y predicado no puede haber coma, a menos que haya un inciso. Pero cuando el sujeto es largo, al llegar al inicio del predicado se produce una pausa que debe señalarse con coma.

2. La coma y la conjunción y son incompatibles cuando se unen elementos de una misma serie. Sin embargo, hay casos en los que conjunción y es compatible no sólo con la coma, sino también con el punto y coma y con el punto. La sintaxis, la entonación y la necesidad de evitar ambigüedades justifican esa compatibilidad: “Juan es simpático; Pedro, responsable; y Antonio, tímido”

3. No debe colocarse coma entre el verbo y sus complementos si siguen un orden lineal, o si no aparece ningún inciso.

4. Nunca se pone coma ni delante ni detrás de la conjunción que, a no ser que detrás haya un inciso: “A los estudiantes les han prometido que no habrá trabas para entrar en la Universidad” (aquí sería incorrecto); “A los estudiantes les han prometido, en efecto, que, en el caso de aprobar las pruebas de selección, no habrá trabas…” (inciso)

5. No debe ir coma detrás de la conjunción pero cuando está preceda a una oración interrogativa: “Pero… ¿te aprobará al final?

6. No se coloca coma delante del paréntesis, aunque puede ir detrás.

Criterios para la utilización del punto y coma: se suele decir que el punto y coma representan una pausa intermedia entre la coma y la del punto y seguido. Sin embargo, en muchos casos, la pausa del punto y coma es prácticamente igual a la de este último. La preferencia por el punto y coma o por el punto y seguido suele deberse, más que a un tipo de entonación o pausa diferente, a la mayor o menor conexión semántica entre los elementos que se separan. Como esto es, en cierto modo, subjetivo, no es extraño que allí donde un escritor pone el punto y coma, otro ponga el punto y seguido. De todos modos, veamos ejemplos en el que el punto y coma se justifica por la vinculación semántica entre los dos miembros separados:

“Mi padre es carpintero; mi primo, médico; mi hermano, un obrero”

La conexión semántica es evidente: en las últimas proposiciones el verbo omitido -de ahí la coma- es el mismo que el de la primera: es.

“En este curso pienso estudiar mucho; por lo tanto, ya verás cómo apruebo”

Parece claro que la consecuencia y aquello que la provoca suponen una relación sintáctico-semántica importante. De ahí que delante de locuciones como por lo tanto, por consiguiente, en fin, etc., se ponga el punto y coma, sobre todo si el componente que precede al punto y coma no es demasiado largo, pues, en caso contrario, parece preferirse el punto y seguido.

A veces se prefiere el punto y coma a la coma para unir elementos de una misma serie. Ello ocurre siempre que la inflexión tonal sea descendente, lo que suele ocurrir cuando tales elementos son bastante extensos y entre sus componentes ya hay varias comas, o cuando entre ellos existe algún elemento que refuerza la conexión semántica:

“Ayer estuve en Cabimas; hacía un calor enorme”

· Cuando los miembros de un periodo constan de más de una oración, por lo cual o por otra causa llevan ya alguna coma, se separan con punto y coma unos y otros.
· En todo periodo de alguna extensión se pone punto y coma antes de las conjunciones adversativas más, pero, aunque, no obstante, sin embargo. Cuando la cláusula sea más corta, bastará una simple coma delante de la conjunción.
· Se usa punto y coma para separar dos oraciones con cierta independencia, bien porque poseen sujetos distintos, bien porque se yuxtaponen ideas diferentes.
· Ocurre con cierta frecuencia que la pausa entre dos oraciones que se yuxtaponen es más intensa que la producida por la coma, motivo por el que se señala con punto y coma. Éstos son los casos de oraciones que poseen un mismo sujeto o que guardan mayor relación que las referidas en el criterio anterior.

Criterios de utilización del punto: hay que distinguir tres clases de puntos: el punto y seguido, el punto y aparte y el punto final. Después del punto se escribe mayúscula.

El punto final indica que el escrito ha concluido en su totalidad.

Entre el punto y seguido y el punto y aparte la diferencia no es demasiado clara. En ocasiones, interviene la subjetividad del escritor. De todas formas, cuando en un texto se cambia de idea o de asunto, hay que colocar el punto y aparte. Y cuando se sigue hablando de la misma idea, pero se tocan aspectos diferentes, es preferible el punto y seguido.

· Las abreviaturas siempre llevan punto: Sr., D., Ilmo.,…etc.

· El signo de cierre de la interrogación y de la exclamación indica un punto siempre que no sea invalidado a continuación por otro signo (coma, punto y coma o dos puntos)

· Se usa punto cuando el periodo forma sentido completo, en términos de poderse pasar a otro nuevo sin quedar pendiente la comprensión de aquél. En la lectura, la duración de la pausa indicada por el punto puede variar más o menos, según el sentido y la interpretación del lector; pero en todo caso, es mayor que la que señalan la coma y el punto y coma.

· También se utiliza punto y aparte en los diálogos, cuando un personaje acaba de hablar y se pasa a la intervención de otro o a la del narrador y a la inversa, cuando acaba la intervención del narrador y sigue el parlamento de un personaje.

Criterios de utilización de los dos puntos: este signo no equivale nunca a la coma ni al punto y coma. Lo que precede y sigue a los dos puntos está estrechamente relacionado no sólo semánticamente, como en el caso del punto y coma, sino, sobre todo, sintácticamente: complementos directos, relación causal y consecutiva, aposiciones, etc. Se emplea este signo en los siguientes casos:

· Cuando se anuncia o se cierra una enumeración: “Cumple los tres requisitos de un alumno; asiste, estudia y participa”

· Cuando se establecen relaciones anafóricas y catafóricas parecidas a la del último ejemplo, pero tiene que haber necesariamente una enumeración: “Eso es importante: que hayas estudiado” (aposisión a través del sujeto catafórico “eso”)

· Detrás de las locuciones o secuencias del tipo ahora, bien, a saber, en otras palabras, dicho de otro modo, por ejemplo, verbigracia, etc. (en muchos de estos casos, se puede optar entre los dos puntos o la coma): “El pueblo no entendió el programa del candidato; en otras palabras: no votó por él”

· Siempre que se trate de ejemplificar lo dicho anteriormente aunque no aparezcan las expresiones por ejemplo, verbigracia, etc.: “Parecen evidentes las razones que nos impulsan a adoptar esta actitud pesimista a la que te refieres: demasiada droga, el terrorismo, los desastres ecológicos, etc.”

· Cuando se quiere indicar la relación sintáctico- semántica de causa o consecuencia, y no aparecen los nexos conjuntivos correspondientes: “Mi papá come mucho: está muy gordo”

· Delante de una conclusión o resumen del tipo siguiente: “Últimamente comemos demasiado y no hacemos deporte: no sabemos cuidarnos”

· En los casos de estilo indirecto (reproducción de lo dicho o escrito): “El profesor me dijo:”así no llegarás a ninguna parte”

· Detrás de las fórmulas de vocativo con que se empieza una carta, una instancia, etc.: “Distinguido colega:”

· En textos jurídicos y administrativos después de verbos llamados performativos o realizativos como certifica, dice, expone, suplica, etc.

Criterios de utilización de los puntos suspensivos: este signo de puntuación, que consiste en tres puntos suspensivos seguidos en línea, tiene los siguientes usos:

· Expresar estados de suspensión de ánimo, duda, temor, etc.: “Escucha: te han dado… un sobresaliente”

· El escritor corta una oración dejándola incompleta, bien porque presupone que el interlocutor conoce lo que había de poner, bien porque le interesa dejar el sentido sin completar: “Ya sabes que a buen entendedor…”

· Para indicar vacilación, inseguridad, nerviosismo en una hablante: “Y entonces… cómo te diría… me acerqué a él… ¿me entiendes?”

· Con el valor de etcétera en las enumeraciones: “Me gustaría saber tocar cualquier instrumento musical: violín, piano, guitarra…”

· Los puntos suspensivos entre corchetes o entre paréntesis indican la omisión de palabras u oraciones o párrafos, etc., que, sin embargo, sí se encuentran en el texto original que transcribimos o del que hemos sacado la cita en cuestión.

Criterios de utilización del guión largo:

· Se emplea en los diálogos, al comienzo de cada intervención.

· Al principio y al final de oraciones intercalares completamente desligadas, por el sentido, del periodo en que se introducen. Sólo se utiliza la del principio si el final de esa oración intercalada se señala con un punto.

· En ocasiones se colocan entre guiones las aposiciones, aclaraciones y ampliaciones, sustituyendo a las comas, que ya se han usado dentro del mismo periodo por otros motivos.

Criterios de utilización de los signos de admiración: estos signos son siempre dos en español: el de apertura (¡) y el de cierre (!), y se usan en los siguientes casos:

· En interjecciones o frases interjectivas: ¡Eh! ¡Ah!

· En oraciones exclamativas parciales o totales: “¡Qué importante eres!”

Criterios de utilización de los signos de interrogación: también son dos los signos de interrogación: el de apertura (¿) y el de cierre (?). Se usan en los siguientes casos:

· En pronombres o adverbios interrogativos que actúan como equivalentes oracionales: ¿Cuánto? ¿Dónde?

· En oraciones interrogativas directas parciales o totales: “¿Quién ha llegado?”